Trampantojo: un mural entre balcones, paisajes y gratitud

Un mural que juega con la vista… y toca el corazón

En la calle Santiago, 16, haciendo esquina con calle Alameda, se encuentra uno de los murales más sorprendentes y simbólicos del barrio de Santa Catalina: Trampantojo.

Realizado en 2020 por el artista arandino Nano (Fernando Arribas Lázaro), esta obra va mucho más allá del efecto visual. Fue concebida como homenaje a todos los vecinos, trabajadores esenciales y héroes anónimos que, durante la reciente pandemia, ayudaron a que aquellos días tan difíciles fueran un poco más llevaderos.

Un edificio que no existe, pero todos sentimos

A primera vista, el mural simula la fachada de un edificio: ventanas, balcones, ropa tendida, vecinos asomados. Todo parece cotidiano, casi real. Pero ese es el juego del trampantojo: engañar al ojo para despertar la imaginación.

Cada balcón está habitado por personajes distintos, como si fueran fragmentos de la vida encerrada que todos compartimos durante el confinamiento. Son rostros cercanos, situaciones comunes: gente que aplaude, que canta, que resiste.

Una ventana hacia lo sagrado

En el centro del mural, y rompiendo con la lógica de lo urbano, se abre un paisaje a cielo abierto que conduce hasta una nave gótica con bóvedas de crucería, como si se tratara de un templo interior. Ese contraste entre lo doméstico y lo monumental no es casual: simboliza la esperanza, la espiritualidad y la necesidad de elevarnos por encima del encierro físico y emocional.

Es una metáfora potente: detrás del encierro, hay belleza. Detrás del caos, queda la luz.

Estilo y técnica

  • Nano domina aquí el arte del trampantojo, técnica que busca crear una ilusión óptica tridimensional sobre una superficie plana.
  • El realismo con el que dibuja ventanas, sombras y texturas hace que muchos viandantes se detengan a comprobar si el edificio es real.
  • A nivel simbólico, es una de sus obras más completas: juega con la arquitectura, la emoción y el mensaje social.

Curiosidades

  • Durante su creación, muchos vecinos pasaban a diario a ver el progreso del mural, convirtiéndolo en una pequeña esperanza pública en medio de un momento difícil.
  • Algunos balcones incluyen personajes que recuerdan a personas reales del barrio, los cuales son conocidos por los vecinos de Aranda.
  • La nave gótica central es un guiño visual a la arquitectura histórica de Aranda, probablemente inspirada en Santa María.

Un mural con alma colectiva

Trampantojo no es solo una obra visualmente espectacular. Es una carta de agradecimiento, una postal de aquel 2020 en el que el mundo se paró pero el espíritu del barrio siguió latiendo.

Desde los balcones imaginarios de este mural, Nano nos recuerda que resistimos juntos, y que incluso en los peores momentos, el arte, la solidaridad y la belleza no se confinan.

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