El Lagar del Tío Juliete: memoria visual del vino y del trabajo
Una mirada al Aranda vinícola desde sus raíces
En calle Cascajar, 20, donde una vez estuvo el auténtico lagar del Tío Juliete, hoy se alza un mural que devuelve a la vida aquello que estuvo oculto durante años. Obra de Garabatos Morato (Óscar Martínez), fue realizado en 2023 con el objetivo de recuperar y visibilizar una parte esencial del pasado de Aranda de Duero: sus lagares.
Esta pieza es tanto un homenaje como una lección visual. Un museo al aire libre, justo donde la historia ocurrió.
El lagar, pieza clave del paisaje vinícola arandino
En Aranda de Duero hubo más de 300 lagares, todos ellos en superficie, ninguno subterráneo, con una capacidad media de 26 toneladas de uva, lo que equivale aproximadamente a 32 carros cargados.
Los lagares eran espacios de trabajo intensos y vitales: el primer paso tras la vendimia, donde se pisaban y prensaban las uvas antes de convertirse en vino. El mural del Tío Juliete recrea este proceso con gran precisión y detalle, enseñando cada una de sus partes:
- La zona de pisado, donde se machacaban las uvas.
- La prensa, que extraía el mosto.
- Las canales de recogida y los recipientes donde se almacenaba el líquido antes de bajarlo a las bodegas.
Una escena costumbrista cargada de conocimiento
Más allá del valor técnico, el mural transmite también el ambiente humano de aquellos espacios: el trabajo colectivo, las manos manchadas de mosto, los cánticos improvisados, el olor intenso a uva recién estrujada. Una época donde el vino se hacía con tiempo, sudor y comunidad.
Garabatos Morato no solo ha pintado un edificio: ha resucitado una escena que forma parte del ADN arandino.
Estilo y técnica
- El mural mezcla realismo descriptivo con un trazo narrativo, casi didáctico, como si de una ilustración de libro de historia se tratase.
- Los colores tierra, ocres y rojizos remiten a la uva, al barro, a la madera de los lagares.
- La composición está pensada para ser leída de izquierda a derecha, como un viaje visual por el proceso de elaboración del vino.
Curiosidades
- Este mural se sitúa exactamente en el lugar donde estuvo el lagar original, propiedad del conocido “Tío Juliete”.
- Es uno de los murales con mayor valor etnográfico y educativo, utilizado incluso en visitas guiadas y actividades escolares.
- El dato de los más de 300 lagares es poco conocido incluso entre los arandinos, y este mural ha servido para reivindicar un patrimonio olvidado.
Un mural con olor a vendimia
El Lagar del Tío Juliete no solo embellece una fachada: recupera un capítulo fundamental de la historia local. Una obra que da visibilidad a un oficio, a una tradición y a un esfuerzo colectivo que fermentó mucho más que vino: fermentó cultura, identidad y forma de vida.
Un mural que huele a uva pisada, a madera vieja… y a historia bien contada.
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